
Noviembre de 2002. "Nunca creeré que Dios juega a los dados con el mundo"
Era la primera vez que se hablaba entre nosotros de Achalay, o de algo como Achalay. Era el momento de empezar ese gateo, de poder mirar al destino, bueno, al menos al nuestro, y de advertirle de que fuera mezclando cartas.
Un pequeño y variado grupo de amigos y amigas, pasábamos unos días de descanso en tierras castellanas, tierras de grandes emprendedores, de aventura y entrega, y arropados por la dureza de su clima y lo sobrio de su esencia nos sorprendimos descubriendo como el mundo va un poco más rápido que nosotros, como la Vida nos pasa por encima con un regusto revanchista y el tiempo se parte el alma de risa cuando lo intentamos encerrar en esferas con agujas.
Diciembre de 2002. "Las ideas no duran mucho. Hay que hacer algo con ellas"
Aprovechamos que sólo quedaban diez días para la Navidad, cuando parece que uno siempre desconecta las alarmas del individualismo y la rutina, para quitarnos las máscaras y darnos la oportunidad y el regalo de saber qué idea perseguía cada uno y cuál sería el punto de encuentro.
Encontrar, siendo quince, otros tantos planteamientos diferentes entorno a un ideal común, resultó una enseñanza, un esfuerzo de aceptación y en ocasiones una realidad difícilmente manejable.
Pero aquel día, de aquel mes, de aquel año que escribiera un cronista clásico, dimos el primer paso, percibimos las primeras dificultades del camino y apostamos por llegar juntos a cada hito, sabiendo que una cadena será siempre tan firme como el más débil de sus eslabones.
Enero de 2003. "Seamos esclavos de las Leyes para poder ser libres"
Decía el gran Lennon que "la Vida es todo aquello que nos va pasando mientras nosotros nos empeñamos en hacer nuestros planes". Y la Vida empezó su partida con nuestro recién nacido dándole buenas cartas, sólidos talentos y puntos de apoyo para empezar el camino.
Fueron días de entrega de ánimo, de regateo de voluntades, de trabajo en equipo y acuerdos de mínimos. Fueron días de borradores, de escritos y tachones, de punto y coma. Fueron días de sentir que las cosas deben ser como deben ser, de sentir conforme a procedimientos y Leyes. Fueron días de aprender el vértigo que produce cumplir la Ley.
Febrero y marzo de 2003. "La Paciencia puede atreverse a todo"
Y tras sembrar tantas inquietudes, tras remover cada uno su tierra personal donde sembrar las ideas del de al lado, la Vida volvió a marcar el ritmo y empezamos a caminar desorientados, quizás atribulados por tanto aluvión sin afirmar.
Pero seguimos caminando quizá sin saber muy bien hacia dónde pero sí por qué. Y aunque no intentamos definirnos, sino actuar, si tuvo cada uno la ocasión de saber y preguntarse si seguía en la aventura, en la ruleta.
Abril de 2003: "Siempre es más fácil dejar de hacer que hacer"
La primavera trajo la fuerza que nos robó el invierno, levantamos la cabeza y apretamos los dientes. Fue el momento del paso definitivo, del sí de cada uno, de la renuncia a lo que "tanto me costó que fuera mío para pasar a ser nuestro y juntos decidir a quien y por qué dárselo".
Hicimos el esfuerzo y la apuesta de ir más allá. De comprometernos con un mundo lejano al que no solíamos mirar con frecuencia. Y tras mucho gatear, con las rodillas descarnadas y las manos sucias, dimos los primeros pasos.
Achalay, muy sencilla, muy poco compleja, muy nuestra, muy tuya si la quieres, asumía el empeño de "mover voluntades", de "gestionar compromisos", de "realizar pequeños milagros anónimos, cotidianos, personales".
Mayo de 2003: "Las ideas mueven el mundo, pero no antes de transformarse en sentimiento"
Y fue precisamente el sentimiento, el sentir hondo de un primer momento, el que nos llevó a las azoteas de la amistad para gritar a los nuestros que ya sabíamos caminar. Pero que caminando juntos se llega más lejos.
Es difícil convertir en pausados, instantes frenéticos donde las palabras corren más que las ideas, donde la pasión por contar puede más que la razón por acertar.
¿Y la ilusión? Con toda la que cabe en quince corazones desamueblados para la ocasión, invadimos los sentidos, la paciencia y casi la intimidad de aquellos a los que llamamos Amigos. No entendieron Achalay, lo palparon.
Junio y Julio de 2003: "El hombre sólo se conoce a sí mismo por la acción"
Es tiempo de ir sumando, de ir buscando compañeros de aventura, de aprender que cuanto más largo sea el viaje, más probable será que al llegar al destino, muchos de los caminantes fueran antes caminantes que compañeros de camino.
Es tiempo de aprender que ése es el don de nuestro camino y cuánto más si se fija por destino el seguir siempre en camino.
Quien de la nada camina contigo no llega a ser sorpresa sino historia nueva, aventura nueva y de seguro, curva, cambio de sentido y horizonte nuevo en el camino.
Y el paso de un gran grupo, poco a poco no solo levanta polvo, sino que marca un sendero.
Agosto y Septiembre de 2003: "Sé loco cuando la ocasión te lo reclame"
Es el mes de beber de las fuentes, de salir de la rutina, de reconocernos en la serenidad de un paseo de un atardecer o de una buena siesta. Es el mes en el que unos cuantos caminantes tomaron el atajo del otro lado del mundo y aprendieron el camino.
Estuvieron, vieron, conocieron, descubrieron y fueron amados. Adivinaron la esperanza entre las manos de la recién mamá. Conocieron al coraje de la pequeña estudiante que pelea en las fronteras de la Vida, y pierde cada día. Y esa misma Vida les tiró un guiño en cada una de esas personas que por motivos tan distintos deja lo mejor de su existencia en medio de ninguna parte.
Y al volver … uno pasa por loco, dos pueden pasar, tres y si son amigos … pero con el cuarto la locura se reserva el derecho de admisión. Es muy elitista y cuatro son multitud.
¿Pero quién está más loco? ¿Al que el corazón le late por que allá de los mares se lo pusieron en marcha, o al que no necesita ir para latir cada día? Son misterios del camino...
Ramón Pinna Prieto
Asociación Achalay España
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