
Una mañana muy fría Manu llegó al Centro de Día con una familia de grullas muy chiquititas, nos contó que eran la mamá, el papá, el hijo y el bebé recién nacido, eran minúsculas, las traía en un bolsillo. Las había hecho esa noche en la calle.
Me acuerdo que la mañana siguiente fui a comprar un frasquito donde guardarlas, ayer encontré ese frasquito, sin las grullas. Que habrá pasado con esos papelitos que guardaban tanto?.
Somos guardianes de los papelitos, los sueños, los documentos, las fotos, las historias, las palabras...nos depositan algunas, nos ganamos otras...
Las fotos... nosotros tenemos más fotos de los chicos que sus familias. De hecho estoy buscando las fotos de Manu para pasárselas a su mamá, para que elija una para la lápida.
Las fotos nos testimonian momentos compartidos, congelan y hacen brotar sensaciones de entonces. Son todas semejantes y todas diferentes. Los chicos son todos diferentes.
El Manu era distinto a muchos y parecido a otros tantos. Era el Manu. Es el Manu. Era el que hacía grullas muy muy chiquititas.
Necesitamos saberlos únicos, hacerlos únicos. Para estar a su lado y para que ninguna muerte sea solo parte de una estadística negra.
Necesitamos seguir conmoviéndonos ante los sueños desmantelados y dejar de ser silenciosos espectadores, meros cronistas de una realidad que circunscribe la vida de algunos solo a la supervivencia, y a veces, ni eso.
Los chicos están llenos de sonrisas.
La del Manu la perdimos la semana pasada...
Nos queda una mezcla de dolor e indignación que transformaremos en fuerza para seguir juntos en el amoroso intento de construir un mundo que nos aloje a todos.
También nos quedan sus palabras....
Marcela Lapenna
No hay comentarios:
Publicar un comentario